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Bandera Imperial Andresiana

lunes, 23 de enero de 2012

Las mujeres de la Domus Severiana


LAS CUATRO JULIAS DE LA DOMUS SEVERIANA: JULIA DOMNA, JULIA MESA, JULIA SOEMIAS Y JULIA MAMEA ¿MUJERES CON PODER O COYUNTURA FAVORABLE?
Por Andrés Sáez Geoffroy[1]

Introducción

La presente investigación versará sobre el rol que ocuparon las mujeres de la domus severiana desde el ascenso de Septimio Severo hasta la muerte de Alejandro Severo. Las fuentes nos informan que existieron cuatro Julias (Domna, Mesa, Soemias y Mamea) que ocuparon posiciones predominantes dentro de la elite política de la época.

Por tanto como objetivo propuesto el presente trabajo tendrá como Caracterizar la participación femenina de la dinastía Severa en la coyuntura del 193 al 235 en el periodo de pre crisis del siglo III. Por lo mismo a modo de hipótesis de trabajo se sostiene que si bien estas mujeres alcanzaron cuotas de poder en ningún minuto este fue refrendado socialmente (autorictas) ni jurídicamente (potestas) y que su influencia se debió esencialmente a determinadas acciones que resultaron exitosas por la coyuntura política en la cual se produjeron por lo que no puede referirse a estos casos como mujeres con poder y por tanto generalizable a otras mujeres romanas sino que sólo obedecen a circunstancias o en su defecto a acciones políticas concretas de estas emperatrices. Así mismo la imagen de mujer romana no cambió puesto que se siguió asociando las imágenes como espéculos de los hombres potentes, lo anterior reflejado que nunca una de estas mujeres ascendió al puesto de emperatriz sine collegia a pesar de tener la potencia para hacerlo.

El trabajo se divide en 4 grandes partes, la primera se refiere a las fuentes historiográficas, la segunda al contexto, la tercera a las actuaciones de  Julia Domna, Julia Mesa, Julia Soemias y Julia Mamea en el periodo de estudio, y por último unas palabras finales donde se sintetizan y relacionan los factores derivados de las actuaciones de estas mujeres.

1.      Las fuentes

Las fuentes principales de donde podemos extraer referencias respecto al rol que ocuparon las mujeres de la domus severiana  son las que tradicionalmente se conocen para el periodo de fines del siglo II e inicios del siglo III. Las fuentes por otro lado son escasas y entregan generalmente testimonios discordantes entre sí y donde obviamente las mujeres no cumple un rol importante.

Por una parte, disponemos de Herodiano[2] que presumiblemente compuso su obra durante el gobierno de Filipo el Árabe a mediados del siglo III, se presupone de acuerdo a su mismo testimonio en el interior de la obra pues señala “Yo he escrito una historia sobre los hechos posteriores a la muerte de Marco que vi y escuché durante toda mi vida. Y en algunos de ellos participé directamente en mis puestos de servicio imperial y público.”[3] Esto sólo permite desprender que Herodiano se encontraba inserto dentro de la estructura pública, pero es plausible creer que puedo haber alcanzado el rango ecuestre o en su defecto liberto ya que no presenta grandes conocimiento en las temáticas relativas al senado y otras estructuras de poder, lo contrario por ejemplo de Dion Casio que si pertenecía al orden senatorial. A través de su narración se ponen a disposición nuestra intrigas palaciegas, anécdotas y la actuación del pueblo frente a estos hechos, relatos que cuentan con mayor cantidad de detalles que las acciones políticas en general.

Por otro lado disponemos, si bien, con menor extensión, con la Historia Romana de Dión Casio[4], senador que ocupó diversos roles en la época convulsa que le correspondió vivir a la cual opone la idea de orden y estabilidad, por lo que cuando se refiere a la dinastía de los Severos relata con mayor cantidad de detalles referidos a Septimio Severo al cual en cierto busca ensalzar por la instauración del orden perdido con Cómodo, en tanto los sucesores de Severo ocupan un lugar secundario tanto por la animadversión a Caracalla como por que durante los reinados de Heliogábalo o de Alejandro Severo se encontraba ya en periodo de retirada para justamente escribir sus historias.

Así mismo, otra fuente es la Historia Augusta[5], se duda de si  su composición fue realizada por una sola persona o bien es una obra colectiva, lo mismo ocurre en cuanto su datación si bien por las dedicatorias a Diocleciano y Constantino es posible inferior que se escribiría entre fines del siglo III e inicios del siglo IV. Igualmente se le acusa de poseer errores, por tanto, hay que manejarla críticamente, a pesar de la gran cantidad de detalles que ofrece sobre la vida de los emperadores romanos mediante la narración de sus res gestaes.

Disponemos igualmente, de referencias menores y simples en el Breaviario de Eutropio[6] y de Aurelio Víctor[7] de fines del siglo IV, autores que al contrario de los anteriores no habrían sido testigos directos de los hechos sino más que nada compiladores de otras fuentes sobre todo de la Histora Augusta.

Al analizar vidas femeninas a través de estas fuentes, debemos comprender que se tratan necesariamente de fuentes centradas en hombres, la historia augusta como señala Momsem relata la vida de vitas maiores e iunores dentro de la cual no caben las mujeres, lo mismo ocurre con Herodiano que  agrupa su relato en torno a libro de acuerdo a los diferentes reinados, en tanto Dión Casio relata y distribuye su obra en cuanto situaciones y hechos políticos, por tanto es un historia de hombres donde las mujeres aparecen en  la medida que tienen alguna influencia – casi siempre negativa- en los hechos.

En este sentido, las mujeres que aparecen en estas obras reflejan a los emperadores u hombres relevantes que poseen una res gestae digna de mención. Por tanto los reflejos que tengan las mujeres dependerán de cómo sea visto el hombre, si el gobierno de un emperador es nefasto lo más posible sería que las mujeres que aparecen en la historia por su relación con él también sea nefasta, la percepción por tanto dependerá en cuanto su relación con los hombres o inclusive como culposa de determinadas malas acciones de los hombres.

2.      Marco geográfico-histórico

Con la muerte de Marco Aurelio el 180 en Vindobona y el ascenso de su hijo Cómodo se produce un cambio esencial dentro de la dinastía de los antoninos y en la administración imperial. Para los autores de tipo senatorial (Dion) o las obras de tipo moralizante (Historia Augusta) el gobierno de Cómodo representa la antítesis de un gobierno moderado, lo que habría iniciado la crisis imperial de fines del siglo II. Pero más allá de la culpabilidad o inocencia de Cómodo respecto a la crisis romana de fines del siglo II, la llamada época de oro de los gobiernos Antoninos llegaba a su fin y la muerte de Cómodo a fines del 192 sólo acrecentaba los problemas. Por un lado las guerras contra los germanos y los persas desde los tiempos de Marco Aurelio desgastaban los recursos del tesoro imperial dejándolo agotado, de hecho es bastante probable que al ascenso de Cómodo al trono el tesoro imperial pudiera encontrarse vacío y por tanto debiera aplicar impuestos a la clase senatorial la cual obviamente protestó.



La política antisenatorial de Cómodo implicó la potencialización de los cargos de tipo ecuestre como por ejemplo el prefecto del pretorio y otras prefecturas las que permitieron que el orden ecuestre pudiera ascender mediante la adlectio (elevación del órden por parte del emperador) a la púrpura senatorial. La elevación de estos hombres provocó que en el senado surgieran muchos homini novis de rango ecuestre como Septimio Severo, Pertináx, y Pescenio Níger los que desempeñaron importantes roles en el ejército y en la administración imperial provincial y los cuales a la muerte de Cómodo a fines del 192 ocuparían roles de primera fila en los sucesos futuros, de hecho “Las profundas mutaciones que tuvieron lugar durante el resto del siglo III en los diversos órdenes de la existencia individual y colectiva van a hallar su origen y punto de partida en esta etapa en la que se asienta la dinastía severiana”[8]

Cuando Cómodo es asesinado, Pertinax es elevado al trono por la guardia pretoriana el 1º de enero de 193 a la cual ofreció un donativum de 3.000 denarios los cuales apenas pudo cubrir, siendo asesinado tres meses después de su ascenso porque supuestamente no logró pagar por completo el donativo. El trono fue subastado al mejor postor siendo comprado por Didio Juliano quien habría ofrecido 25.000 de sestercios por soldados. Estos dos hechos provocaron que surgiera una guerra civil conocida como el año de los cinco emperadores donde Septimio Severo en Panonia, Pescenio Níger en Siria, Clodio Albino en Britania, Julio Didiano en Roma y el asesinado Pertinax fueron proclamados emperadores; esta guerra civil se decidiría el 197 cuando Septimio Severo haya vencido a los restantes pretendientes a la púrpura imperial.

Fruto de lo anterior, se origina una nueva dinastía además de una nueva forma de comprender y ejercer el poder que ha venido a denominarse monarquía militar. Por una parte el poder que tienen el prefecto del pretoriano y la guardia pretoriana para deponer y aupar emperadores esperando los donativum correspondientes, por ejemplo entre 190-200 recibieron donativos en 193,194 y 197. Junto a la guardia pretoriana el ejército también cobró mayor importancia, se elevaron los sueldos de los legionarios pasando de 375 de la época de Cómdo a los 500 denarios bajo Septimio Severo en tanto las legiones garantizaban el orden externo e interno del Imperio siendo el mecanismo de dominio tradicional bajo Septimio Severo y su sucesor Caracalla. Por otro lado el tesoro imperial fruto de los elementos anteriores se encontraba vacío y por tanto la necesidad de recursos era evidente y la crisis también, si un emperador no lograba contentar al ejército era finalmente depuesto lo que provocó muchos periodos de gobiernos cortos e inestables, todo esto “configuró una estabilidad basada en una profunda militarización y orientalización del Imperio, dando lugar a profundas mutaciones en diversos órdenes de la existencia individual y colectiva del mundo romano. Esta dinastía, sirio-africana, supondrá una ruptura definitiva con la tradición itálica y oligárquica”[9]



Por último al ascender Severo al poder, derrotar a todos sus enemigos, restaurar en algo el tesoro imperial y la fortuna personal de los emperadores, así como mantener contentos a legionarios y pretorianos se sumaba la necesidad de legitimar y crear una dinastía que se extendiera por los tiempos, por los mismo deificó a Cómodo y adoptó el cognomen Antonino para él y para sus hijos, al mayor Caracalla le nombró Augusto y al menor Geta le dotó del título de César[10]. Junto a aquellas labores realizó una serie de reformas, por una parte dividió el patrimonio personal de la casa imperial (res privata) del patrimonio del estado (fiscus) pasando las confiscaciones a engrosar el tesoro privado del emperador[11], por otro lado creó mayores procuradurías, recorrió el imperio, creó la Anona militar y defendió eficazmente las fronteras del Imperio hasta su muerte el 211 en Ebocarum York.

Le sucedieron sus hijos Caracalla y Geta, en una imitación del gobierno de Marco Aurelio y Lucio Vero, pero el hijo mayor asesinó a Geta proclamándose emperador en solitario el mismo año 211, el 212 mediante la Constitutio Antoniana decretaba la ciudadanía romana para todos los habitantes del imperio, creó una nuevo sistema monetario y se embarcaba en campañas militares en todos los frentes hasta su asesinato instigado por Macrino su prefecto del pretorio que le sucedió entre el 217-218. Impopular Macrino entre los soldados fue sucedido por Heliogabalo oriundo de Siria el 218, odiado por sus conducta y carácter oriental pronto fue asesinado y aupado al poder como emperador su primo Alejandro Severo el 222, el que gobernaría hasta el 235 cuando fue asesinado por un grupo de soldados en el limes renano. Es en esta época donde vivirían las Julias de la dinastía Severa y presumiblemente participarían en estos movimientos políticos pues como hemos dicho eran de acuerdo a los relatos espéculos de la acción a los hombres a los cuales se asociaban, si bien es posible encontrar motivos de su accionar de manera independiente.

Así mismo no podemos dejar de mencionar los cambios que se habían producido en la base de la sociedad romana y que debemos visualizar su influencia dentro de la presente temática. Por un lado en el siglo II el vínculo agnaticio familiar y el poder ilimitado del pater familias eran cosas que ya se había perdido en su sentido tradicional, como lo demuestra el hecho de que Septimio Severo retomó los esfuerzos de la Lex Julia de matrimonio de época de Augusto y reformada por Domiciano.  Por otro lado “mientras que en la antigüedad el único parentesco legitimo era el que creaba la descendencia masculina o agnatio en la época en que nos situamos también estaba legalizada la cognatio o parentesco de la rama de la mujer”[12] esto sería importante puesto que Julia Domna dejaría herederos en su línea familiar, inclusive el matrimonio dejó de ser jurídicamente impuestos aunque obviamente existirían presiones ya que el matrimonio siguió siendo en las elite romana una alianza política[13].




3.      Las 4 Julias en su contexto: Julia Domna, Julia Mesa, Julia Soemias y Julia Mamea.

aa)    Julia Domna y Septimio Severo

Cuando Septimio Severo ascendió al trono ya había contraído matrimonio con Julia Domna, mujer que según indican las fuentes ejercería una poderosa influencia durante el gobierno de Severo, así como el de su hijo Caracalla. Igualmente con Julia Domna se iniciará el 193 hasta el 235 la influencia de una serie de matronas de origen sirio, parientes directas de esta emperatriz.[14]

Septimio Severo, había contraído primeras nupcias con Paccia Marciana la que había muerto a poco iniciar el matrimonio, por lo que en una fecha que iría entre el 185-187 mientras ejercía el cargo de legado al frente de la legio IV Scythica en Siria conocería a Julia Domna con la cual contraería matrimonio. Las fuentes coinciden en que el matrimonio se celebró por que el horóscopo le había señalado a Severo casarse con dicha mujer, siendo además esta uno de los mecanismos para legitimar la asunción de Septimio Severo[15]. La historia augusta al respecto señala que Severo “Como deseaba casarse de nuevo al haber perdido su primera esposa, se informaba del horóscopo de las prometidas, pues el mismo era también muy versado en astrología, y cuando oyó que había una mujer en Siria con un horóscopo tal, que le destinaba a casarse con un rey la pidió por esposa – se trata de Julia- y se desposó con ella gracias a la mediación de sus amigos. Esta la hizo padre enseguida”[16]. No podemos establecer con claridad si estas narraciones son verdad o mentira, pero si tomamos como ejemplo todos los matrimonios de la aristocracia desde la plena República pasando por todo el Imperio hasta fines del siglo II, el matrimonio siempre fue visto como una manera de consolidar alianzas políticas[17], y creo que este caso no fue la excepción. ¿Cuál entonces es la importancia entonces de la mención de la astrología? Creo que es la de ocultar o en realidad poner el centro de atención en otros asuntos menos relevantes además de poner el centro de atención en el Severo buscando esposa en vez de la futura mujer de él. Lo anterior porque en primer lugar para la fecha en que se conocieron, Septimio Severo no pasaba de ocupar un cargo senatorial básico[18]como legado legionario en la mencionada IV Scythica que inclusive no era considerada de fuerte valor combativo[19], mientras Pertinax era el gobernador de la provincia de Siria, en tanto Domna pertenecía a un linaje emparentado con la realeza Siria – de ahí que estuviera llamada a ser Reina- ya que su familia monopolizaba los cargos sacerdotales de Emesa y era a su vez heredera del linaje  de la familia real de Emesa que se  convirtió a fines del siglo II a.C en reino cliente de Roma y posteriormente el 64 a.C en provincia romana. Quizá por eso el texto de la historia augusta podría hacer a la mediación de amigos para la consecución del enlace.

En segundo lugar podría existir un elemento patrimonial, Septimio Severo aún no se convertía en un personaje con un gran poder adquisitivo ni tampoco era un gran millonario, en tanto Julia Domna hija de un riquísimo sacerdote poseía relaciones de tipo comercial y económicas mucho más patentes e importantes que Severo[20], esto explicaría por qué las fuentes señalan que el matrimonio se llevó a cabo en la Lugdunense a mediados del 187 cuando ya Severo ocupaba un cargo dentro del cursus honorum mucho mayor y donde seguramente Julia Domna debe haberse movido en una caravana hasta Lugdunum desde Siria, ya que el cargo de gobernador impedía a Severo moverse de su jurisdicción territorial.

En este sentido seguía coexistiendo la tradicional práctica matrimonial como alianza política, en este sentido la mención astrológica tendría por fin desviar el foco de atención sobre los asuntos de fondo del matrimonio, como sería la educación de Julia, su ascendiente político y linaje, contrastado al de Severo que prácticamente era un recién llegado y por último la riqueza de ambos cónyuges. Como sea el matrimonio se desarrolló el 187, y pronto rendiría los frutos que se esperaba de una matrona romana tradicional esto es en el caso de una naciente dinastía tener hijos, pues como se vanagloriaba Septimio Severo su situación “era mejor en su caso, porque Antonino había dado a la República romana como emperadores a hijos adoptivos, mientras que él había entregado a s su hijos legítimos: a Antonino es decir, Basiano, que le había nacido de su primer matrimonio, y a Geta, de su segunda esposa Julia.”[21] El 188 nacía Lucio Septimio Basiano (Caracalla) y  Publio Septimio Geta en 189, la adopción del nombre de Basiano para el primogénito ya es indicativo de cuán importante era el suegro de Severo, este cognomen solamente le sería cambiado cuando “Al mayor, cuyo verdadero nombre, antes de entrar en la casa imperial, era Basiano, Severo, cuando alcanzo la dignidad de emperador, lo llamo Antonino, porque quería que llevara el nombre de Marco;”[22]  es decir solamente cuando la dignidad otorgada superara a la anterior, en este sentido Julia cumplía en un inicio la principal labor de la matrona romana esto es criar niños para conformar un linaje político.



El matrimonio, al parecer habría funcionado bien, ambos según las fuentes eran preocupados por la filosofía y conocían bien el griego y el latín[23], ambos compartían antepasados semíticos ya que Severo era de origen libio-púnico en tanto ya hemos mención a los orígenes sirios de Julia Domna[24]. Se ha señalado que Julia Domna poseía un entorno personalizado de juristas, médicos,  historiadores y filósofos[25] que seguramente fueron protegidos por ella[26] y con los cuales ejerció una política de mecenazgo como lo revela el caso de Filostrato quien compuso una obra sobre la vida del filósofo Apolonio por encargo de Julia Domna, seguramente el círculo de estos personajes debe haber sido compartido por el matrimonio pero además estos personajes educarían a los hijos del mismo, en tanto accederían y permanecerían en el concilium princeps durante la mayor parte del periodo de la dinastía de los Severos. Podemos encontrar en Domna una mujer culta y educada, la diferencia con otras matronas aristócratas de la época es que no se limitaba a su rol dentro de la alianza matrimonial sino que participaría en las discusiones e influiría, en un rol más parecido a Livia que de las restantes emperatrices del siglo I y II d.C que se limitaban principalmente al juego político mediante las alianzas matrimoniales.

En los primeros años de reinado de Severo, de acuerdo a las diversas titulaciones que obtuvo puede hablarse de una mujer que se equiparó rápidamente a emperatrices anteriores, sobre todo con Faustina, ya que así como Severo se decía heredero de Marco Aurelio su esposa debía también por tanto estar al nivel de la esposa de Marco Aurelio. Es así que fue nombrada en concordancia con este pasado como por las victorias de Septimio Severo como Mater castrorum[27], en este sentido es una de las expresiones – si bien Faustina también fue mater castrorum- que se forjaron durante la dinastía Severa para demostrar esa constante relación entre ejército y dinastía iniciada bajo los severos como lo atestiguan las fuentes y monedas acuñadas[28] el 198 con la leyenda matri castrorum. Igualmente se le concedieron otros epítetos como feliz, alegre, representante de la pudicitia, pero también y sobre todo la relación con la maternidad, hecho que hemos mencionado tenía conexión con el inicio de una nueva dinastía.

Un suceso que configuraría la participación de Julia Domna en acciones políticas sería el ascenso de Plautiano como prefecto del Pretorio y el casamiento de la hija de este Fulvia Plautilla con Caracalla el 202. Plautiano era originario de Cartago como Septimio Severo y pertenecía a la gens Fulvia, amigo y primo de Severo, fue escalando posiciones hasta alcanzar la del prefecto del pretorio el año 197, la posición de mayor fuerza en la política romana debido al rol que jugaba la guardia pretoriana, este ascenso permitió el posterior casamiento mencionado así mismo según Herodiano  “la crueldad y la violencia estuvieron presentes en todos sus actos”[29] esta conducta que también es señalada en la historia Augusta no gustaban ni a Caracalla ni a Julia Domna a lo que se agrega que Plautiano atacaba a amigos de la familia en Siria donde quiso perseguir los aliados de Pescenio Níger, según la historia Augusta “Mientras tanto por instigación de Plauciano perseguía a los partidarios de Pescenio Nigro que quedaban, de tal manera que atacaba incluso a algunos de sus propios amigos [de la domus severiana], achacándoles que había atentados contra su vida [de Severo]”[30].

Caracalla y Domna, o bien esta antes que su joven hijo ya que como también señalaba Severo “porque tenía hijos de muy corta edad aún”[31] no era posible aún  asegurar el linaje se vio preocupada por este poder del prefecto del pretorio. En definitiva lo más seguro es que a Domna, su círculo cercano y posiblemente Caracalla previeron que Plautiano quería tomar el control del futuro imperial ya que Septimio Severo se encontraba enfermo y comenzaba a evidenciar los síntomas de la gota[32]. Si atendemos a la formación de Julia y a su participación cercana a Severo , debe haberle manifestado su opinión a este, así como a sus hijos y al círculo de protegidos que poseía, lo que la convertían en un blanco directo de los ataques de Plauciano quien no podía atacar al emperador. Por lo que Plauciano hizo penar sobre Domna la infamia de que había cometido adulterio, una práctica típica para deshacerse de los enemigos, cuyo eco podemos encontrar en la Historia Augusta pues en esta se señala que “Sin embargo en su propia casa fue poco precavido [Severo], puesto que mantuvo en ella a su esposa Julia que se había deshonrado por sus adulterios e incluso era cómplice de una conspiración”[33], Aureliano Víctor también adopta dicha versión (de hecho la misma), yendo aún más lejos pues declara que “las vergonzosas acciones de su esposa disminuyeron la enorme gloria de este hombre, tan grande en el interior como en el exterior, pues estuvo unido a ella de manera tan infamante que la retuvo incluso tras conocer su libertinaje y siendo rea de una conspiración. Esto es vergonzoso tanto para los hombres humildes como las poderosos”[34] estos rumores (verdades a pie juntillas para algunos) obligaron a Julia a aislarse dentro de la casa real donde se refugió finalmente en la filosofía, Severo se vio atrapado entre dos fuegos lo que seguramente impidió su tradicional y eficaz respuesta. Julia Domna seguramente incitó a sus hijos el odio a Plauciano pues lo que estaba en disputa era la pervivencia misma de la dinastía de los Severos como lo vislumbraron Domna y Caracalla, y al estar en riesgo la dinastía en peligro su propia forma de vida.

Julia se retiraba así de escena por los rumores de adulterio, en tanto Plauciano no lograba su objetivo, ya que aspiraba que fuera ejecutada como lo señalaban las leyes por alta traición para así controlar a su yerno, pero Severo no hizo nada al respecto así como tampoco hizo algo contra Plauciano debido obviamente al poder que tenía como prefecto del pretorio. Para Herodiano en cambio los problemas serían lios femeninos ya que ni Julia y por su intermedio Caracalla, querían a la hija de Plautiano. Plautiano, viendo que no lograba concretar su estrategia por tanto, comenzó a mostrarse poderoso y altivo ante la debilidad de Septimio Severo, decidió actuar primero e intentó asesinar a la familia real (según Herodiano a Geta y Caracalla) para el alzarse con el poder, para aquello urdió un plan, pero fue desenmascarado y asesinado el 205 por el mismo Caracalla si hemos de creerle a Herodiano.

Con la desaparición de Plautiano y su hija, Julia fue rehabilitada y la domus severiana se embarcó en una campaña el 208 camino a Britania. La vida de Severo ya estaba llegando a su fin. Julia Domna se había casado con Severo el 187, cuando tenía 17 años en tanto Septimio Severo tenía ya 40 años cumplidos, por tanto el emperador fue envejeciendo en un ritmo mucho mayor que su mujer siendo aquejado por enfermedades, sobren todo Gota, cuando muere el 211 en Ebocarum. Julia con 41 años se transformaba en la madre de los proclamados emperadores Caracalla con 23 años y Geta con 22 años sobre los cuales tendría lo más seguro un influjo importante por el papel que había jugado en su educación y en la participación de los consilium principis.

Al morir Severo, dejaba como herederos a sus dos hijos, Caracalla y Geta ambos con los mismos poderes, inclusive en este sentido intentaba imitar a los Antoninos mediante la copia de la fórmula que había ocupado Marco Aurelio con Lucio Vero. No obstante el enfrentamiento fue inmediato entre ambos hermanos si bien francamente abierto entre ellos a partir de la deificación de Septimio Severo. Según las fuentes, ya que coinciden en esto el palacio imperial fue dividido en un sector para Caracalla y otro para Geta, Herodiano señala que “Antonino, tan pronto como su padre hubo muerto, tomo el poder, e inmediatamente empezó a llenar de muertes la casa de su padre; eliminó a los médicos porque le habían desobedecido al madarles que cometieran un error y precipitaran la muerte del anciano y a quienes habían cuidado de su educación y de la de su hermano por su insistencia en rogarle que se reconciliara con Geta”[35]el enfrentamiento era inevitable. Ambos augustos reunidos en el consilium princeps propusieron como posible solución un proyecto de división imperial, similar al que practicaría Diocleciano posteriormente, según Herodiano, Julia Domna habría jugado un papel central destacándose por su oratoria: “Convocaron pues, a los consejeros de su padre y, en presencia de su madre, decidieron que el imperio fuera dividido (…) Mientras ellos dos tomaban estos acuerdos, todos los demás con las caras sombrías miraban al suelo. Entonces Julia les dijo: <<Habeís hallado, hijos míos, el medio de repartir la tierra y el mar, y es cierto que el Ponto separa continentes. ¿Pero como cómo ibais a repartir a vuestra madre?¿y cómo, mísera de mi, sería partida y distribuida a cada uno de vosotros? Matadme, como es natural primero, y que cada uno separe su parte y la entierre en su territorio. Así, también yo sería repartida entre vosotros, lo mismo que la tierra y el mar>>. Dijo estas palabras entre lágrimas y gemidos y luego tendió sus brazos en torno a los dos y los estrecho en un abrazo, en un intento de reconciliarlos. La piedad se adueñó de la situación y la reunión fue disuelta; se rechazó el proyecto y los dos hermanos volvieron a palacio, cada uno a sus propias dependencias”[36]  Por un lado este discurso de ser cierto lo señalara Julia, sea textual o no, tiene dos implicancias por una parte está presente en el consejo de príncipes con derecho a la palabra y opinión, por otra dominaría elementos de retórica que demostrarían su formación cultural e intelectual. A pesar de estas actuación materna, esta paz no duraría mucho ya que coinciden las fuentes que Caracalla le tendió una emboscada a Geta en los aposentos de su madre donde sería asesinado en los brazos de Julia Domna, en tanto Domna tendría la prohibición de recordar al menos en público su hijo muerto.

Es aquí, donde en el gobierno en solitario de Caracalla las fuentes deforman la imagen de Julia Domna. Por un lado Caracalla fue un emperador impopular dentro de la clase senatorial pero popular al parecer en las clases pobres, Eutropio señala que “Fue un hombre paciente, afable y tranquilo (…) Sus restos fueron llevados a Roma en medio de público dolor y fueron enterrados entre los de los Antoninos”[37] en tanto según Herodiano cometió incontables excesos como el asesinato de su hermano, de su esposa, el enterramiento de vestales, y masacró a Alejandría, entre otros tantos imponderables crímenes[38] junto a esto se suma la promulgación de la llamada constitutio antoniana que daba plena ciudadanía a los habitantes del imperio por lo que aumentó ciertos impuestos junto a una devaluación monetaria, junto con la, lo que le hizo impopular frente a los senadores. Para estos era de su agrado Geta, del cual se exagera su moderación para así contraponerlo a Caracalla (recurso literario típico en época romana) por tanto Julia Domna se veía como aliada del dictador al cual incluso se le compara con Calígula y Nerón. Las monedas de la época de Caracalla habla de una Julia Domna cuya cualidad esencial era ser la “Venerici Genetrici”[39] estos es la madre del emperador donde ya no se recuerdan sus cualidades políticas. En este sentido a esto nos referíamos cuando hacíamos referencia a la mujer como espéculo imperial, puesto que como la imagen presentada de Caracalla es negativa y se le acusa de múltiples excesos así como de degeneración también la mujer asociada a  él, en este caso su madre, debía sufrir la reflexión, a esto se sumaba que Caracalla no había vuelto a contraer nupcias desde su divorcio con Plautilla, acentuando la falta de no poseer herederos y por tanto de prolongar la dinastía.

Por lo mismo, todas las fuentes sin excepción alguna, mencionan que Caracalla y Julia Domna tenían una relación como Yocasta con su hijo, para Herodiano se trata de que “Imaginaron por tanto numerosas burlas sobre el emperador, que hacían referencia al asesinato de su hermano y a su vieja madre, a la que llamaba Yocasta” para este por tanto era rumores, para Eutropio Julia Domna incitó a Caracalla a tomarla por esposa, lo que generó  en Caracalla “fue tan irrefrenable pasión que se casó con su propia madrastra Julia”[40] la historia Augusta en tanto declara que “Interesa saber cómo dicen que se celebró el matrimonio con su madrastra Julia. Dicen que un día que esta bellísima mujer se presentó casi completamente desnuda, simulando que se trataba de un descuido, y Antonino la dijo: «Te querría, si fuera lícito», ella le replicó diciendo: «Si quieres, es lícito. O ¿acaso no sabes que tú eres emperador, y que tú das las leyes y no las recibes?». Al oír esto, su pasión desordenada se vio azuzada a cometer el crimen y celebró unas bodas que él más que nadie debería haber prohibido, si hubiera sido consciente de que era él a quien le competía legislar. Tomó, pues, como esposa a su madre (a la que no se la desearía llamar con otro nombre) y sumó a su fratricidio un incesto, ya que se unió en matrimonio a aquélla a cuyo hijo había asesinado poco antes.”[41] en tanto Aurelio Víctor[42] cree lo mismo que la historia ausgusta la cual seguramente usaría como fuente. Los historiadores romanos que aceptan esta versión del incesto, coinciden en ver en Julia Domna una mujer instigadora que incita al joven Caracalla para que la tomara por esposa, no obstante lo más seguro ante la deformación de los años se trataría simplemente de rumores que estos historiadores lo hicieron pasar por ciertos pues como se ha mencionado la historia augusta ensalza a Geta y desdeña a Caracalla y por tanto se crean hechos para desacreditarlo y para aquello se utilizan las mujeres como discurso retórico y agregado a los demás, la misma Historia remata “En suma, los dos hermanos no se parecían en nada”[43]

Lo cierto es que lo más seguro se trate de una maniobra para desacreditar a Caracalla vía femenina, esto es que su madre lo habría corrompido, así incitado seguramente por esta que era una mujer avariciosa a asesinar a su hermano Geta para así ella casarse con él y permanecer con todo el poder en sus manos[44], por tanto las fuentes que señalan el matrimonio entre hijo y madre se hacen eco seguramente de rumores los que son usados como forma para desacreditarla señalando bajezas en su comportamiento moral, pues Julia Domna en la medida que su hijo iba de campaña y se acentuaban su enfermedades mentales habría adquirido un mayor poder de influencia sobre las decisiones que se debían tomar via concilium principis.

Cuando Caracalla es asesinado por Macrino, su prefecto del pretorio, en la campaña contra los persas el 217 d.C, Julia Domna se encontraba en Antioquía, enferma, puesto que sufría un cáncer de mama, rodeada aunque “Macrino incineró el cadáver [de Caracalla] y, después de colocar las cenizas en una urna, la envió a la madre de Antonino, que se encontraba en Antioquía, para que le diera sepultura. Habiendo perdido a sus dos hijos en parecidas circunstancias, ella se suicidó; no sabemos si lo hizo voluntariamente o forzada por una orden.”[45] Las fuentes señalan que se dejó morir por inanición, consecuencia seguramente lógica de la muerte de sus dos hijos y por tanto la eliminación directa del linaje, seguramente Macrino no quiso asesinarle tomando en cuenta su precaria situación ya que fue proclamado por los soldados a los cuales recortó sus sueldos, fracasó en la campaña partica y no contó con el apoyo del senado por lo que seguramente quería contemporizar como lo relatan las fuentes. Otra hipótesis posible sería que se suicidó para evitar que su hermana y familia fueran perseguidas por Macrino facilitando su sucesión vía este medio, para Dion Casio esta se suicidó porque no quería volver a la vida privada[46].

Es con la muerte de Julia Domna que su hermana Julia Mesa cobrará importancia, como señalare Herodiano “Había una mujer llamada Mesa, una fenicia de Emesa. Tal es el nombre de una ciudad de fenicia. Era hermana de Julia, la esposa de Severo y madre de Antonino. En vida de su hermana, vivió en la corte imperial todo el tiempo, durante el largo periodo en el que Severo y Antonino fueron emperadores. Después de la muerte de su hermana y del asesinato de Antonino, Macrino ordenó que Mesa, regresara a su patria y se quedara a vivir entre los suyos, conservando todos sus bienes”[47] esta que la acompañó lo más seguro desde el momento de su casamiento hasta su muerte fue testigo y aprendiz de las intrigas palaciegas así como de la importancia de la soldadesca, cobraría en los dos reinados posteriores un rol similar al de su hermana.



bb)     Julia Mesa y sus hijas Julia Soemias y Julia Mamea.

Como se ha hecho mención Julia Mesa era la hermana mayor  de Julia Domna, casada con un equite, Julio Avito, originario de Emesa, tuvo con este dos hijas, Julia Soemias madre del futuro emperador Heliogabalo y Julia Mamea madre del futuro emperador Alejandro Severo. Septimio Severo tuvo en alta estima a su cuñado Julio Avito y ya en el 194 le nombrada pretor por lo que Julia Mesa y sus hijas se trasladaron a Roma y habitaron en el palacio imperial junto a su hermana la emperatriz Julia Domna donde fueron testigos de todas las acciones políticas mencionadas. Así mismo el 197 fue nombrado legado legionario y ya en el 200 era nombrado cónsul, jugando un papel importante en las campañas de Severos, su ascenso habría sido frenado por Plautiano. Se estima murió entre el 216-217 antes que Caracalla fuera asesinado[48]. Por tanto Mesa se vio influenciada o bien se vio envuelta en estos contextos por su hermana la emperatriz de la cual seguramente sería una mujer de confianza, cuñada del emperador y esposa de un equite, que al igual que Severo había escalado posiciones gracias al patronazgo del emperador como señala Gasco “Sus recursos, su influencia, conocimiento de la zona y clientelas fueron heredadas de forma decisiva por Julia Mesa”[49]

Según Herodiano y la Historia Augusta, Macrino fue lento e inseguro en su toma del poder por los factores ya enunciados sin contar que se tardó en llegar a Roma donde el senado romano no le fue adepto a su usurpación. Para peor, la guerra en oriente se había terminado haciendo que los legionarios disminuyeran sus perspectivas de botín y además Macrino al encontrarse con el tesoro vacío disminuyó como consecuencia lógica el sueldo de los legionarios. En este contexto Julia Mesa, que “era dueña de una inmensa fortuna puesto que había estado ligada durante largo tiempo al poder imperial. La anciana regresó y vivió en su casa. Tenía dos hijas; la mayor se llamaba Soemis y la otra Mamea, cada una tenía un hijo; el de la mayor se llamaba Basiano y el de la menor Alexiano. Ambos habían sido educados por sus madres y su abuela. Basiano tenía unos catorce años y Alexiano andaba en los diez. Los dos muchachos eran sacerdotes del dios del Sol, a quien veneran los habitantes de aquella región con el nombre fenicio de Elagábalo.”[50] Con una gran fortuna junto a su avaricia y codicia decidió por medio de su patrimonio ofrecer un donativum a los soldados, propalando antes el rumor que su nieto, el hijo de Julia Soemias, el sacerdote de Emesa Heliogábalo, (nacido el 203)  era hijo de Caracalla fruto de las supuestas relaciones que este habría tenido con sus primas cuando eran habitantes de palacio. Frente al ejército “Mesa, o Varia, les dijo que Basiano era hijo de Antonino, lo que se divulgó poco a poco entre todo el ejército. La propia Mesa era además inmensamente rica (gracias a lo cual también Heliogábalo vivía con gran lujo) y consiguió mediante sus promesas a los soldados que las legiones abandonaran el partido de Macrino.”[51] El contexto era propicio el padre del muchacho había muerto por tanto no podría reclamar,  en tanto estas mujer y sus nietos eran los únicos con alguna relación directa con la dinastía Severa, según algunos historiadores esta estratagema habría sido propuesta por un general eunuco Gannys. No debe extrañar por tanto que el 218 Heliogábalo fuera proclamado emperador por las tropas de oriente – como antaño Pescenio Níger- librándose una batalla favorable a Heliogábalo.



El nombramiento de Heliogábalo, como sucesor dinástico de Caracalla fue aceptado por el senado debido al apoyo militar que Julia Mesa le había levantado a su nieto, como reseña Herodiano “Después que todo el ejército se hubo pasado a Antonino y lo hubo proclamado emperador, él se hizo cargo del Imperio. Su abuela y los consejeros que la asistían le resolvieron los asuntos urgentes de oriente, pues él era joven y sin experiencia de gobierno ni formación suficiente. Pero no demoró mucho tiempo su salida, debido sobre todo a la impaciencia de Mesa por llegar al palacio imperial de Roma, al que estaba acostumbrada. Cuando el senado y el pueblo romano fueron informados de lo sucedido, todos  escucharon las noticias a disgusto, pero se sometieron a la decisión del ejército.”[52] la importancia de su madre y su abuela estaría patente en que en su aclamación senatorial tendrían un asiento en el Senado cuestión que por ejemplo se le había negado a Livia como lo recuerda la historia augusta “Después, el primer día que el senado celebra asamblea 12, ordenó que convocaran a su madre Cuanto ésta se presentó, la llamaron para que ocupara un lugar junto al escaño de los cónsules y asistió a la firma, es decir, actuó como testigo en la redacción del decreto del senado, siendo así el único de todos los emperadores bajo cuyo gobierno fue admitida en el senado una mujer, ocupando el rango propio de un hombre, como si fuera preclarísima.”[53]  

 Así mismo esta importancia proseguiría puesto que las fuentes señalan que Heliogábalo no tenía ninguna gana de gobernar por tanto el poder efectivo lo tuvieron los consejos y su mencionada abuela y madre. No obstante recién ingresado en el trono su política religiosa de superponer los dioses orientales sobre los tradicionales romanos así como sus fiestas, “A menudo se veía a Antonino conduciendo su carro o bailando; y no trataba de ocultar sus vicios. Aparecía en público con los ojos pintados y con carmín en sus mejillas, afeando su rostro, hermoso de natural con maquillajes lamentables.”[54] Junto a sus relaciones homosexuales públicas hicieron renacer el 219-220 los primeros resquemores sobre su gobierno. Por otro lado así como el emperador gobernaba malamente idéntico tenía que ocurrir con su madre, ya que se le culpaba de estar completamente estar influenciado por Julia Soemias. Se presenta por tanto que el origen de la mujer al ser espurio (renegar la paternidad) y el supuesto adulterio simplemente habría terminado por corromper a su hijo el que inclusive habría aceptado la creación de un senaculum mulieris, un senado de mujeres[55] en el cual según la Historia Augusta “Bajo la presidencia  de Simiamira se promovieron senados consultos ridículos sobre leyes concernientes a las matronas prescribiendo, por ejemplo, quién de ellas podía aparecer en público y con qué vestido, quién debía ceder el paso a quien….”[56] O sea para las Historia Augusta este senado habría tenido como funciones minucias y ningún objetivo útil para el imperio.

Todas estas acciones llevaron a que su misma abuela, la que de acuerdo a la historia augusta era la única con autoridad ya que “Cuando entraba en los cuarteles o en el senado, llevaba consigo a su abuela Varia, de la que ya hemos hablado anteriormente, para conseguir más consideración merced a su autoridad, ya que no podía conseguirla por sí mismo. Y, como ya hemos dicho, antes de su acceso al poder, ninguna mujer entró en el senado recibiendo además la petición de redactar un decreto o de dar su opinión.”[57] Estaríamos por tanto ante la presencia de una mujer políticamente activa que previendo la oposición del senado así como del ejército que comenzaba a exasperarse por las nulas campañas y la actitud del emperador, optará por solicitarle a Heliogábalo que nombrare como César –y presunto sucesor- a su primo Alexiano, “Al ver esto Mesa, sospechando que los soldados desaprobaban el modo de vida del emperador, tuvo miedo de verse reducida de nuevo a una posición sin relieve si algo le ocurría a Antonino. Por eso persuadió a su nieto, que era por otra parte un joven irreflexivo y necio, a que adoptara, concediéndole el título de César a su primo, también nieto de ella por la otra hija, Mamea. Le dijo que para congraciarse puesto que el debía consagrar su tiempo a sus funciones sacerdotales y al culto del dios”[58]bautizado para la ocasión como Alejandro Severo ya que sobre él se hizo pesar el mismo rumor que pesaba sobre la paternidad de Heliogábalo. Alejandro tenía 13 años pero la educación dada por su madre Julia Mamea y su abuela le había inspirado el respeto del Senado así como en una hábil propaganda lo convertían en la antítesis de Heliogábalo “Así pues, Alejandro, que fue hijo de Mamea -pues así lo afirma también la mayoría de los esrcritores-, instruido desde los primeros años de su infancia en los conocimientos útiles para la vida civil y militar, no dejó pasar voluntariamente ni un solo día sin ejercitarse en la literatura y en las artes militares.”[59]

En tanto “cuando Antonino se enteró de esto, empezó a acechar por todos los medios a Alejandro y a su madre. Pero Mesa, la abuela en común de ambos, desviaba y desbarataba todas las insidias. Mesa era mujer que, además de ser hábil (había vivido muchos años en el palacio imperial como hermana de Julia, la esposa de Severo, con la que vivió todo el tiempo en palacio) Ninguna de las intrigas de Antonino se le escapa puesto que éste tenía además un carácter indiscreto y con sus palabras y acciones descubría sus planes abiertamente y sin ningún cuidado”[60] Ambas dos de hecho habían  provocado su adopción como César para le ejecución de un proyecto futuro de golpe de estado en la medida de que Heliogábalo cada vez perdía espacios de poder. Alejandro Severo fue protegido por el Senado y los soldados los cuales querían a Mesa por los donativos, además de su abuela y su madre Julia Mamea instigaron el asesinato de Heliogábalo murió junto “con él también su madre Simiamira, mujer viciosísima y digna de tal hijo. Una vez muerto Antonino, se procuró ante todo que jamás entrara ninguna mujer en el senado y que se consagrara y se dedicara a los infiernos la cabeza de quien lo hiciera.”[61] Sucesos ocurridos el 222, siendo sus cadáveres arrojados a las cloacas y mancillados, inmediatamente se les decretó una damnatio memoriae, nuevamente se repetía la lógica del especulo, Heliogábalo era malo porque su madre era mala.

Alejandro Severo tenía apenas 13 años cuando accedió al trono lo que resultó según las fuentes igual de maleable por su madre y abuela al acceder al trono el 222. La minoría de edad efectiva de Alejandro que durante la primera parte de su gobierno se encontrara sometido a la tutela de su madre y abuela según Herodiano “Los soldados proclamaron emperador a Alejandro y lo condujeron a palacio, aunque era muy joven y estaba completamente bajo la tutela de madre y de su abuela” [62]esto significó que junto a su carácter reposado, tendiente a la pacificidad, la justicia y la administración le fueran otorgados se le censura puesto que su madre ejercía sobre el un control superior junto también con los hombres del concilium princeps vigentes desde el gobierno de Caracalla. Con la muerte de su abuela Julia Mesa el 224 actuó deificándola y el panorama posterior al parecer no cambio ya que “Mamea, al quedar sola con su hijo se esforzó por dirigirlo y dominarlo de la misma manera. Y al ver que el muchacho ya contaba con todo el vigor de su juventud, tuvo miedo de que sus fuerzas juveniles, si recibían en apoyo de su poder sin límites, lo arrastraran a alguno de los errores de su familia.”[63] A partir de aquí “Fue singularmente piadoso con su madre Mamea hasta tal punto que construyó en Roma en el Palacio unos pabellones con el nombre de Salas de Mamea a los que el vulgo ignorante llama hoy ad Mammam y un palacio en Bayas al que dotó de un estanque que todavía hoy se llama Mameo.”[64] Cuando intentó su primera muestra de independencia mediante el matrimonio finalmente la oposición de Mamea, según la simple causa de celos según las fuentes[65], hizo que tuviera que divorciarse. Los años de paz en las fronteras junto a una desastrosa campaña en Germania el 235 hicieron que fuera depuesto, “Alejandro apenas consiguió regresar a su tienda; allí según cuenta los relatos, esperó al que había de matarle abrazado a su madre, lamentándose y culpándola de su desgracia.”[66] siendo asesinado junto a su madre por Maximino el Tracio quienes en las fuentes le señalan que instigaba a los soldados de  Alejandro del modo que “cuando el ejército de Maximino ya estaba a la vista, los jóvenes reclutas comenzaron a gritar invitando a sus compañeros de armas a que abandonaran a su “roñosa mujercita” y a su “miedoso muchachito esclavo de su madre” y se pasaran al bando de un hombre que era valiente y sensato que siempre había sido su compañero de armas y que había consagrado de su vida a la actividad militar”[67]su carácter cercano y piadoso con su madre lo cual le habría llevado a la ruina y posterior ejecución de acuerdo a las fuentes, la culpable era nuevamente una mujer.

4.      Conclusión: ¿poder real o coyuntura favorable?

En primer lugar es innegable el efecto que la coyuntura que les tocó vivir a estas a mujeres y desde la cual basaron sus acciones políticas. Con el ascenso de estos homini novis de provincias que mediante alianzas de tipo matrimonial como es este caso lograron llegar a Roma con poderes y funciones que antes no poseían. El caso de las mujeres de la dinastía Severa es parte de esa coyuntura puesto que desde un estereotipo provincial la mujer oriental no era de ningún modo parecida a la mujer prototípica romana sino que mucho más instruida y a la vez mucho más cercana del poder y sus influencias.

Así mismo como parte del ascenso de este grupo sociocultural debemos mencionar el factor esencial que dará estabilidad a partir de este momento: el ejército. El ejército fue el que aupó a todos los emperadores de esta dinastía y estas mujeres fueron proclives a usar estrategias que en su caso para el ascenso al poder estuviera presente el ejército, así mismo este mismo es el que está presente en todos los derrocamientos de emperador justamente a instigación por parte de estas mujeres como Julia Mesa, Soemias y Mamea. El mismo Herodiano señala que al ascenso de Heliogábalo “Los soldados fueron contando a sus compañeros lo que Mesa les había revelado, y el rumor se esparció de tal modo que enteró todo el ejército. Se decía que Mesa poseía una cuantiosa fortuna y que estaba dispuesta a entregarlo todo a los soldados si recuperaban el imperio para su familia. Los soldados convivieron en que, si Mesa y los suyos se presentaban en el campamento secretamente de noche, les abrirían las puertas, acogerían a toda la familia dentro y proclamarían emperador al hijo de Antonino”[68] Señalar así mismo que así como fueron elevadas al poder por el ejército las dos últimas fueron asesinadas junto al derrocarse sus hijos, muestra que más que ser mujeres las maniobras políticas de estas coyunturas tenían mucho que ver con el poder militar y en como dejar contento al ejército al cual la riqueza heredada por estas mujeres les permitió ejecutar estas acciones políticas. Por tanto el poder efectivo que lograron estas mujeres no se asocia tanto a su condición de género como a su status social además de la coyuntura no dada del creciente poder del orden ecuestre, de las legiones y la guardia pretoriana y la minoría de edad de los emperadores, esto último en los dos siglos de historia imperial no había sucedido puesto que todos los sucesores ya eran mayores de edad a la hora de asumir.

En segundo lugar, en las fuentes se refieren al constante deseo de poder y dinero de estas mujeres, lo que se asocia ante todo a su origen sirio lo que estaría en relación en cómo se alejan de los prototipos románicos itálicos, podría haber existido una cierta discriminación ya que por ejemplo el padre de Domna y Mesa “era sirio, y los orientales son de muy fina inteligencia”[69] así mismo se le atribuye a Alejandro Severo que “No quería que le llamaran Sirio, sino que le consideraran romano desde sus remotos antepasados, y había hecho pintar el árbol genealógico de su linaje en el que se demostraba que su familia descendía de los Mételos.”[70].  Esto a su vez, podría verse reforzado cuando con Severo el patrimonio de la familia real se diferencie del tesoro del estado, como señala la Historia Augusta “Finalmente Severo dio a los soldados más estipendios que ningún otro emperador. Y gracias a la confiscación que hemos mencionado, dejó a sus hijos un patrimonio mayor que ningún otro emperador, pues convirtió en propiedad del emperador la mayor parte del oro cobrado en las Galias, las provincias de Hispania y en Italia. Entonces se creó por primera vez el cargo que cuidaba la fortuna privada del emperador”[71]  los sucesores del emperador serán por tanto los principales beneficiados de la enorme fortunas que el emperador acumuló durante sus años de gobierno por medio de confiscación y tratos económicos como la importación del aceite bético tanto que la misma conducta de Severo era tildada por Herodiano de que “la severidad con sus enemigos no era más que un pretexto; en realidad, su codicia se había desbordado. Jamás un emperador fue tan esclavo del dinero”[72] En este sentido la mujer de Severo debía ser iluminada con la misma luz que su esposo, los errores de Severo eran los errores de Domna, las injusticias de uno eran las de otro, por tanto las recriminaciones hacia Severo deberían verse potenciadas hacia su mujer, ya que este le sucedió y además habría ejercido su influencia sobre sus hijos, y dentro de ellos Caracalla no era querido por la elite política romana.

Por tanto es posible concluir que al morir Julia Domna, la cual como se ha señalado murió con los epítetos de avariciosa, seguramente su hermana Julia Mesa heredó la fortuna de esta. Esta fortuna sería la fuente sobre la cual se nutren las sobrecargadas descripciones sobre su afán de poder, avaricia y  gloria[73], donde lo que la habría llevado a ocupar dicho patrimonio para nominar a Heliogábalo como emperador donando a los soldados dineros para su sublevación si bien dentro de esta decisión lo más lógico sería la búsqueda de una línea de sucesión dinástica y por tanto la utilización de estrategias básicas para lograr dicho fin sobre todo si entendemos a Macrino como un usurpador.

Junto a las anteriores inferencias, está la línea de acción dada a conocer por la historiografía de la época las que si seguimos literalmente debiéramos pensar que las acciones políticas de estas mujeres no estuvieron motivadas por una ideal patriótico o por amor a la ciudad eterna sino más que nada simplemente por satisfacer los deseos de habitar en el palacio imperial puesto que vivir en otra residencia le resultaba cuando menos incómodo. Ahora es innegable que sin duda puede haber motivaciones económicas en unas mujeres pertenecientes a una familia donde la lógica comercial estaba plenamente asentada. Pero creo que no es posible reducir los procesos históricos a una única variable, por lo que junto a aquella causa ligada junto a la variable económica lo que buscaron las acciones políticas de estas mujeres, mediante la utilización de los mecanismos económicos para dominar ejército era simplemente garantizarse la pervivencia de su linaje masculino desde el cual ganarían status y poder, lo que lleva inclusive a que abandonen la paternidad de sus hijos como es el caso de Soemias y Mamea, todo con el fin de que mediante los hombres pudiera escalar posiciones. De ahí que en las fuentes se mencionen prácticamente como poderes en las sombras y participaran en el consilium príncipis y la influencia sobre sus hijos.

Por otro lado la coyuntura favoreció a Mesa y sus hijas, al ejército no le importaba si sus hijos eran o no herederos de Caracalla, ni que tampoco fueran menores de edad ni que estuvieran bajo tutelaje femenina al carecer de figuras paternas conocidas, para el ejército lo importante era recibir los donativos y de paso aprovecharse de las posibles debilidades que le ofreciera el sistema para deponer y colocar nuevos emperadores al mejor postor, se generó así una especie de simbiosis táctica entre el ejército y estas mujeres, ya que ambas partes tenían los elementos que la otra estaba buscando. Julia Mesa y sus hijas no utilizaron técnicas diferentes a las que usó Septimio Severo, Caracalla o Macrino para su elevación al poder, las que habrían aprendido participando no necesariamente directamente de los hechos pero si como testigos de las intrigas palaciegas, la crítica que se les hace por tanto las fuentes se desprenden simplemente de su condición femenina no de las actuaciones políticas realizadas, por ejemplo a Domna se le ataca, se le hace pasar por ambiciosa y adúltera, pero nadie crítica las actitudes de Severo que como se ha dicho era catalogado inclusive como cruel.

Por último, se reafirma la idea que en este caso, las condiciones negativas que los historiadores quieren ver en estas mujeres son reflejos o se reflejan en los hombres. Si se reflejan es decir se convierten en una influencia negativa para sus propios hijos ya que por ejemplo en el caso de Heliogábalo no es capaz de controlarlo y en el caso de Alejandro Severo se le aleja de los correctos ideales transformándolo en un gobernante de características afeminadas en el sentido de no ser amante de la guerra. Por otro lado la luz que cae sobre Domna, Mesa, Soemias y Mamea es la que les da los hombres a los que se asociaron, Caracalla odiado fuertemente por el senado dio esta luz a su madre que en definitiva la imagen creada por las fuentes la hace ser tan negativa como el, Julia Mesa que fue capaz de negar la paternidad de su nietos, confabuladora y capaz de sacrificar una hija para seguir dominando a emperadores menores de edad también se refleja debido a sus propias actuaciones, con Soemias ocurre lo mismo que su hijo a través de como mueren ambos juntos y por último Mamea es la que aparece como la gran culpable de la debacle final de su hijo Alejandro Severo.

Como conclusión final es posible señalar que estas mujeres si tuvieron cuotas de poder de acuerdo a lo que dicen las fuentes, no obstante no podemos hablar de que ellas fueran las que tuvieran la potestas y la autorictas que comúnmente se les atribuían a los hombres, en este sentido su posición dentro de la estructura imperial es mediante los hombres y su linajes, de ahí el interés por lograr la pervivencia de los mismos. Además a diferencia de emperatrices anteriores donde sus hijos ya mayores de edad sucedían a sus padres y donde el ejército era en contadas ocasiones un factor de inestabilidad se vieron envueltas en un contexto donde los emperadores eran demasiados jóvenes y poco independientes lo que relevaría diferencias en la educación de las matronas romanas respecto a las sirias teniendo estas últimas una influencia mayor sobre sus hijos. A esto debemos agregar el factor militar, el mismo que elevó a la dinastía de los Severos fue el que finalmente eliminó a la misma, muriendo por la espada indiscriminadamente tanto hombres como mujeres.


   
BIBLIOGRAFÍA.

Fuentes Primarias
1.      EUTROPIO .Breviario, AURELIO VÍCTOR Libro de los Césares, introducciones, traducción y notas de Emma Falqué, Madrid: Gredos, 1999.
2.      HERODIANO, Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio traducción y notas: Juan J. Torres Esbarranch Editorial Planeta DeAgostini, cop. 1996
3.      HISTORIA AUGUSTA  edición de Vicente Picón y Antonio Cascón, (de aquí en adelante H.A) Madrid: Akal, 1989.
4.      DION CASIO http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/Roman/Texts/Cassius_Dio/home.html

Fuentes Secundarias
1.      BORRAGÁN Nieves, “La Mujer en la sociedad romana del alto Imperio: siglo II dC”, Uviéu: Trabe, 2000.
2.      BRAVO Gonzalo, Historia del Mundo Antiguo: una introducción crítica, Madrid: Alianza Editorial, 2010. ISBN: 978-84-206-8272-3 p.469
3.      CARCOPINO, Jerome. “La vida cotidiana en Roma en el apogeo del Imperio” Madrid: Ediciones temas de hoy, 2001.
4.      GASCO, Fernando. “Sociedad y cultura en tiempo de los Severos” Madrid: Editorial Coloquio, 1988.
5.      GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Rafael - FERNÁNDEZ ARDANAZ Santiago, “Algunas cuestiones en torno a la promulgación  de la Constitutio Antoniniana,” en Gerión. Revista de Historia Antigua Vol 28, No 1 (2010), Madrid: Universidad Complutense
6.      http://www.tesorillo.com/roma/alto_imperio.htm
7.      LEVICK, Barbara, “Julia Domna , Syrian Empress”, Londres: Routledge, 2007.
8.      MATYSZAK Philip, “Legionario el manual del soldado romano”Madrid: Akal, 2011.
9.      POSADAS, Juan Luis,  Emperatrices y princesas de Roma, Las Rozas: Raíces, 2008
10.  SAAVEDRA-GUERRERO Daría, “Septimio Severo, Julia Domna y Plauciano: El juego de la traición en la domus aurea” Gerión, Vol. 27, Nº 1, 2009 , Madrid: Universidad Complutense, págs. 251-261


[1] Profesor de Estado en Historia, Geografía y Educación Cívica, Universidad de la Frontera Chile. Estudiante de Master d’estudis Historics menció Historia Antiga, Universitat de Barcelona.
[2] En el presente trabajo ocuparemos HERODIANO, Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio traducción y notas: Juan J. Torres Esbarranch Editorial Planeta DeAgostini, cop. 1996 de aquí en adelante por sus siglas HER.
[3] HER Libro I 2.5
[4] No existe aún versión traducida de los libros relativos a la dinastía Severa, por tanto aquí se encontrará la traducción a pasajes que de manera personal he realizado basándome en la versión digital de su historia tomada de: http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/Roman/Texts/Cassius_Dio/home.html
[5] La versión que ocuparemos acá HISTORIA AUGUSTA  edición de Vicente Picón y Antonio Cascón, (de aquí en adelante H.A) Madrid: Akal, 1989.
[6] EUTROPIO .Breviario, AURELIO VÍCTOR Libro de los Césares, , introducciones, traducción y notas de Emma Falqué, Madrid: Gredos, 1999.
[7] Ibíd.
[8] GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Rafael - FERNÁNDEZ ARDANAZ Santiago, “Algunas cuestiones en torno a la promulgación  de la Constitutio Antoniniana,” en Gerión. Revista de Historia Antigua Vol 28, No 1 (2010), Madrid: Universidad Complutense p.160
[9] Ibíd. p.157
[10] BRAVO Gonzalo, Historia del Mundo Antiguo: una introducción crítica, Madrid: Alianza Editorial, 2010. ISBN: 978-84-206-8272-3 p.469
[11] Ibíd.
[12] CARCOPINO, Jerome. “La vida cotidiana en Roma en el apogeo del Imperio” Madrid: Ediciones temas de hoy, 2001, p.109
[13] BORRAGÁN Nieves, “La Mujer en la sociedad romana del alto Imperio: siglo II dC”, Uviéu: Trabe, 2000. p.54-68
[14] La principal fuente historiográfica escrita sobre Julia Domna es la obra de LEVICK, Barbara, “Julia Domna , Syrian Empress”, Londres: Routledge, 2007.
[15] SAAVEDRA-GUERRERO Daría, “Septimio Severo, Julia Domna y Plauciano: El juego de la traición en la domus aurea” Gerión, Vol. 27, Nº 1, 2009 , Madrid: Universidad Complutense, págs. 251-261
[16] HA Septimio.Severo 3.9
[17] BORRAGÁN Nieves, “La Mujer en la sociedad romana del alto Imperio: siglo II dC”, Uviéu: Trabe, 2000
[18] Según la historia augusta a esta altura había recibido la laticlavia senatorial
[19] MATYSZAK Philip, “Legionario el manual del soldado romano”Madrid: Akal, 2011.
[20] Debido a la consecuente riqueza de la ciudad relatada por Levick el cual señala que la ciudad si bien era romana era “un reino basado en una ciudad, propio de las polis griegas”. LEVICK, Barbara  op.Cit p.11
[21] H.A Septimio Severo 20.2-3 – la historia augusta plantea erradamente el hecho de que Caracalla no era hijo de Domna-
[22] HER Libro III 10.5
[23] AUR.VIC 20.22-23, EUT 20.1
[24] LEVICK, Op.Cit p.31
[25] “También muy conocido e influyente fue el famoso “salón literario” de la esposa siria de Septimio, Iulia Domna, al que asistían entre otros, además de los jurisperitos anteriormente citados, Diogenes Laercio, Eliano, Sereno Sammónico, los juristas, Filóstrato de Lemnos que escribió la vida de Apolonio de Tiana, que se incorporó al refinado panteón cultivado por los Severos” GONZALEZ Y FERNANDEZ Op.CIt  p.183
[26] SAAVEDRA-GUERRERO Daría, Op.Cit
[27] LEVECK Op.Cit p.43 
[28] Las monedas en: http://www.tesorillo.com/roma/alto_imperio.htm
[29] HER Libro III 10.7
[30] H.A Septimio Severo 15.4
[31] H.A Septimio Severo 15.5
[32] H.A Septimio Severo 18.9
[33] H.A Septimio Severo 18.8
[34] AUR.VICT  20.23-24
[35] HER Libro III 15.4
[36] HER Libro IV 3.8.9
[37] AUR VIC 21
[38] HER Libro IV  6
[39] Las monedas en: http://www.tesorillo.com/roma/alto_imperio.htm
[40] EUT 20.2
[41] H.A Caracalla 10.1.4
[42] AUR VIC 21.3-4
[43] H.A Caracalla. 9.3
[44] LEVECK op.Cit p.33 señala que una de las estrategias típicas era culpar a las mujeres de adulterio cuando a los hombres a los cuales se asociaban se les daba una imagen negativa.
[45] HER  Libro IV 13.8
[46] Dion Casio 79.23-24
[47] HER  Libro V 3.2-3
[48] Dion Casio 79.30 2-4
[49] GASCO, Fernando. “Sociedad y cultura en tiempo de los Severos” Madrid: Editorial Coloquio, 1988.
[50] HER Libro V 3.3-4
[51] H.A Macrino 9.1
[52] HER Libro V 5.1-2
[53] H.A Heliogábalo 4.3
[54] HER Libro V 6.10
[55] H.A Heliogábalo 4.3
[56] H.A Heliogábalo 6.7-8
[57] H.A Heliogábalo 12.3-4
[58] HER Libro V 7.1-2
[59] H.A Alejandro Severo 3.1-2
[60] HER Libro V 8.4
[61] H.A Heliogábalo 8.3
[62] HER Libro V 8.10
[63] HER Libro VI 1.5
[64] H.A Alejandro Severo 26.9
[65] HER “Quería ser la única emperatriz y estaba celosa de la joven por el título de Augusta.” Libro VI 1.9
[66] HER Libro VI  9.6
[67] HER Libro VI  9.5
[68] HER Libro V 3.11
[69] HER Libro III 11.8
[70] H.A Alejandro Severo 44.1-2-3
[71] H.A Septimio Severo 12.3-4
[72] HER Libro III 8.7
[73] HER Libro V 3.11“La anciana estuvo de acuerdo porque prefería arrostrar peligro antes que tener vivir como un particular y pasar por desterrada.”

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